Estuve perdío en el pueblo
con cantores amigos;
la guitarra,
empanadas,
vino,
y unas coplas nuestras
que tocan mi olvido.
No lo voy a negar,
a mi también
me se pasa el tiempo,
y aunque me haiga el distraío
alguna noche perra
me recuerda
que tengo corazón.
Es un dolorcito
que toca el alma,
que se escuende
-tal vez-
en un hueco perdío,
que tiene razón
y tiene destino.
Pero...
pa qué recordar
si la mano compañera
toca en repente una vihuela
y yo
sobre la mesa
la sigo al compás.
Don Ramón
-dueño del bar-
invitó algunas copas;
es que el paisano
si está en buen lugar
no hace lío, paya lindo
y brinda por las mozas.
El yo lírico, habla de las penas que tiene el, penas de amor, penas del corazón…
El poema trata del dolor de un gaucho, parece que está solo… y que nadie lo acompaña, que a menudo no piensa en el amor, o en la compañía, pero de vez en cuando, algunas noches, le recuerdan que tiene corazón. En la primera parte relata como se acuerda de lo olvidado… el vino, sus amigos, y unas coplas suyas…
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